Título original: Jane Eyre. País: Reino Unido. Duración: 120 min. Género: Drama. Fotografía: Adriano Goldman.
Interpretación: Mia Wasikowska, Michael Fassbender y Judi Dench.
Enésima pero no por ello repetitiva adaptación cinematográfica de este clásico de la literatura romántica inglesa escrita por Charlotte Bronte. Otros directores como Franco Zeffirelli cayeron en la tentación de adaptar al cine "Jane Eyre" con un resultado correcto. Pero Cary Fukunaga ha conseguido algo muy difícil: impregnar de orientalismo esta historia dramática y británica hasta la médula. Mia Wasikowska, con sus exóticas facciones da vida a una Jane frágil de aspecto pero tenaz en su lucha por conseguir el amor y encauzar su desgraciada niñez hacia una madurez lo más feliz posible. La fotografia, oscura pero espectacular, acompaña un elegantísimo movimiento de cámara que persigue a los protagonistas por los páramos escoceses y los interiores costumbristas tan habituales en las novelas de la época. La infancia de la protagonista está retratada con dureza, diseccionada con el bisturí de la cámara que sabe hacer unos primeros planos de gran belleza, pero la tonalidad de la película usada donde los grises y los ocres velados (como preconiza el cartel) le da una ambientación húmeda y a veces pesada. El posterior montaje en paralelo de su estancia en casa del sacerdote que se enamora de ella y su relación con el Sr. Rochester en su etapa de institutriz es simplemente delicioso. La historia de amor entre ambos es clara, sin ambages, apasionada, cruda, bella, llena de japonismos, de imágenes en forma de "ukiyo-e", de sentimientos contenidos. Pura poesía visual. Michael Fassbender está espectacular en su papel de malo buenísimo y enamoradizo hasta las trancas y el papel secundario de Judi Dench como ama de llaves se convierte en necesario y simplemente perfecto.
Que no os asuste el concepto de una nueva versión de "Jane Eyre". Sin duda lo es, pero desde otro punto de vista excepcional.
Puntuación: 9,0