lunes, 27 de febrero de 2012

"WAR HORSE" (2012) de Steven Spielberg

Título original: War Horse. País: Estados Unidos/Reino Unido. Duración: 146 min. Género: Drama. Fotografía: Janusz Kaminski.
Interpretación: Jeremy Irvine, Peter Mullan, Emily Watson y David Thewlis.

Quizás me tachéis de oportunista o de comercial, pero no he podido evitar enamorarme de este producto Spielberg pensado para los Óscars 2012 y con más motivo cuando encima ha sido ninguneado por la academia. Pero ya sabemos que los buenos filmes no son siempre laureados con grandes premios.
Cuando yo ya tenía mis serias dudas sobre la calidad de Spielberg en sus últimas películas y después de productos tan heterogéneos como los vistos en los útlimos años, la calidad, la belleza y el espectáculo surgen de nuevo de la mente de este gurú que cambió el concepto del cine en los años 80 del pasado siglo. A lo largo de su carrera el todopoderoso cineasta de ascendencia judía ha tocado muchos palos: para todos los públicos como "E.T.", bélico en "Salvar al soldado Ryan", histórico en su "La lista de Schindler" o de animación como en "Tintín".
Si pudieramos hacer un cóctel con todos estos ingredientes que vamos a llamar "War horse" y lo pudieramos servir en una elegante copa podríamos saborear esta película con fruición, porque la exquisita ambientación rural, la cambiante pero rutilante fotografía y la sucesión coral de los protagonistas es antológica... y no hablemos del caballo de marras. Sublime el cariño con el que trata esa relación de amistad/devoción entre el muchacho (el nuevo Ethan Wawke  del siglo XXI y llamado Jeremy Irvine) y ese caballo fiel a su amigo, que batallará por salvar la familia que lo ha acogido, cuidará de su madre hasta el final en plena contienda y se mostrará como héroe de guerra de la I Guerra Mundial, en esa pasión patriotera y exacerbada que los directores americanos conservadores siempre presentan en sus cintas.
Ante la previsibilidad de los acontecimientos la película pierde cierto peso, pero las diversas aventuras que corren los personajes alrededor del pura sangre Howie no tienen desperdicio, como el de la adolescente francesa. Un mosaico de situaciones con el denominador común y el testimonio silente de ese equino de gran fuerza física, mirada noble y fidelidad extrema. Una hermosa película ideal para pasar una tarde de domingo en familia.  Atención a ese final a lo "Raíces profundas" donde sobran las palabras y la fotografía se convierte en la auténtica protagonista. Verla es quererla.

Puntuación: 8,3

domingo, 12 de febrero de 2012

"ALBERT NOBBS" (2012) de Rodrigo García

Título original: Albert Nobbs. País: Irlanda. Duración: 108 min. Género: Drama. Fotografía: Michael McDonough.
Interpretación: Glenn Close, Mia Wasikowska, Aaron Johnson, Janet McTeer.

Asomarse al mundo de Rodrigo García es como introducirse en un espacio con un tempo mesurado, con una atmósfera dramática y un realismo lleno de belleza y sutilezas. Glenn Close repite por tercera vez con este magistral realizador en un papel único y pensado para actrices de la talla de esta grandísima artista que se prodiga más bien poco en la gran pantalla. Un papel que, por cierto, ya realizó para el teatro en 1982 y que ahora ha interpretado para el cine. Un peculiar hombre hace de camarero en un lujoso y familiar hotel dublinés del siglo XIX. Este sencillo argumento se convierte en una compleja trama de sentimientos cuando este callado, circunspecto y educado lacayo resulta ser una mujer con una única convicción: ahorrar para poder montar un negocio y crear un hogar al lado de su mujer. El sufrimiento, las dudas y las sensaciones de una tendencia sexual desconocida en aquellos años, sobretodo en ciudades tan ortodoxas y cerradas como Dublín, crea un conflicto en los ordenados ideales del Sr. Nobbs sobretodo con la aparición del Sr. Page (excelente Janet McTeer) y su mundo privado. El amor imposible e interesado y la mala suerte acompañarán al protagonista en esta cinta que destila tristeza y soledad por los cuatro costados.
El director ha conseguido una ambientación elegantísima, evocadora de aquel "Dublineses" de John Houston y una dirección de actores de corte teatral con una calidad y frescura inusitada en el cine actual. Jonathan Ryes-Meyers se pasea en forma de "cameo" como un simple vividor de la nobleza del momento y la administradora del establecimiento es deliciosamente odiosa y uraña.
No queremos diseccionar más una película absolutamente magistral, bella y única. No tengan pereza en verla: saldrán del cine enamorados del filme.


Puntuación: 9,3