Interpretación: Kirsten Dunst, Charlotte Gainsbourg, Kiefer Sutherland, Charlotte Rampling, John Hurt, Alexander Skarsgard.
Lars von Trier, siempre en esa frágil línea entre el drama, la metafísica y la filosofía, intenta introducirse en el mundo de la ciencia-ficción desde su óptica personal. "Melancolía" es el nombre del planeta que con su impacto puede provocar el fin del mundo, pero melancolía también es el estado en que los personajes de esta película acceden desde diferentes puntos de vista: la maldad, el desamor, las relaciones laborales. Es el hastío y la desidia en que se mueven dentro de esa fortaleza donde se celebra la gran boda de Justine (Kirsten Dunst) y propiedad de su hermana Claire (Charlotte Gainsbourg), espacio interior/exterior donde se desarrolla todo el metraje.
Solo por la belleza de las imágenes de sus primeros diez minutos a ritmo lento de las notas de "Tristán e Isolda" vale la pena visionar la película: fotogramas de gran belleza plástica, a cámara lentísima, simbolistas e inquietantes, redentoras de la ¿imposible? salvación de la humanidad.
La película tiene dos partes tituladas como sus protagonistas femeninas: en "Justine" vemos, quizás, la boda más desoladora que quizás se haya rodado jamás. Solo un detalle descriptivo: la novia en pleno festejo decide darse un baño e ignorar a los invitados. En esa especie de celebración donde el novio abandona a su esposa el mismo día de la noche de bodas se puede contemplar el carácter egoísta y malvado de unos terráqueos que quizás deban morir por su comportamiento.
En "Claire" la acción sigue presente en esa especie de villa al lado de su marido John (un excelente Kiefer Sutherland) científico y su hijo. Su hermana de vuelta, con una terrible depresión, convive junto a ellos a la espera de saber la órbita que tomará Melancolía. Justine le comenta a su hermana que tiene poderes paranormales y ha visto qué sucederá con el mundo, al igual que su marido lo sabe feacientemente. La conclusión la tendréis que descubrir vosotros mismos.
Es la vuelta de un director no tan críptico como en "Antichrist", aunque sí con ciertos parecidos estéticos. De nuevo, la cámara al hombro crea su sello personal y esos geniales saltos de rácord tan típicos en él, eso sí olvidado su período Dogma. Misteriosa, inquietante y a veces de gran belleza.
PUNTUACIÓN: 8,7
PUNTUACIÓN: 8,7
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