lunes, 26 de diciembre de 2011

"JANE EYRE" (2011) de Cary Joji Fukunaga

Título original: Jane Eyre. País: Reino Unido. Duración: 120 min. Género: Drama. Fotografía: Adriano Goldman.
Interpretación: Mia Wasikowska, Michael Fassbender y Judi Dench.

Enésima pero no por ello repetitiva adaptación cinematográfica de este clásico de la literatura romántica inglesa escrita por Charlotte Bronte. Otros directores como Franco Zeffirelli cayeron en la tentación de adaptar al cine "Jane Eyre" con un resultado correcto. Pero Cary Fukunaga ha conseguido algo muy difícil: impregnar de orientalismo esta historia dramática y británica hasta la médula. Mia Wasikowska, con sus exóticas facciones da vida a una Jane frágil de aspecto pero tenaz en su lucha por conseguir el amor y encauzar su desgraciada niñez hacia una madurez lo más feliz posible. La fotografia, oscura pero espectacular, acompaña un elegantísimo movimiento de cámara que persigue a los protagonistas por los páramos escoceses y los interiores costumbristas tan habituales en las novelas de la época. La infancia de la protagonista está retratada con dureza, diseccionada con el bisturí de la cámara que sabe hacer unos primeros planos de gran belleza, pero la tonalidad de la película usada donde los grises y los ocres velados (como preconiza el cartel) le da una ambientación húmeda y a veces pesada. El posterior montaje en paralelo de su estancia en casa del sacerdote que se enamora de ella y su relación con el Sr. Rochester en su etapa de institutriz es simplemente delicioso. La historia de amor entre ambos es clara, sin ambages, apasionada, cruda, bella, llena de japonismos, de imágenes en forma de "ukiyo-e", de sentimientos contenidos. Pura poesía visual. Michael Fassbender está espectacular en su papel de malo buenísimo y enamoradizo hasta las trancas y el papel secundario de Judi Dench como ama de llaves se convierte en necesario y simplemente perfecto.
Que no os asuste el concepto de una nueva versión de "Jane Eyre". Sin duda lo es, pero desde otro punto de vista excepcional.
Puntuación: 9,0

jueves, 22 de diciembre de 2011

"EN EL CURSO DEL TIEMPO" (1975) de Wim Wenders

Título original: Im Lauf der Zeit. País: Alemania. Duración: 176 min. Género: Drama. Fotografía: Robby Müller.
Interpretación: Rüdiger Vogler y Hans Zischler.

La visión poética, harmónica y a veces lánguida del cine de Wim Wenders, se nos hace patente en esta peculiar "road movie", rodada en un excelente y contrastado blanco y negro. Una historia pasajera llena de sentimientos encontrados y pasiones moderadas, donde el trasiego de un proyeccionista de cine con su caravana por los pueblecitos de la frontera entre las dos Alemanias de antaño, se convierte en el leitmotiv del filme. Un buen hombre que hace vida en la carretera y que inicia ese viaje de liberación junto a un desconocido que ha decidido suicidarse hundiéndose con su "escarabajo" en un lago, cosa que no consigue. Los dos inician una relación de amistad anodina que irá incrementándose a medida que el metraje evoluciona, descubriéndose sus míseras vidas en un intento de redención.
Una música envolvente a ritmo de saxo y de rock'n'roll para amenizar los largos momentos en la carretera o para crear una complicidad en esa cabina que se convierte en el microcosmos de los dos personajes principales. Un microcosmos que se abre al macrocosmos del paisaje visto por las ventanillas, de los pueblecitos pintorescos, de la estaciones de servicio semiabandonadas, pero sobretodo refulge ese naturalismo germánico tan austero y esquemático que Wenders pretende mostrar. La realidad y el verismo están vinculados a los estados de ánimo pero también a las necesidades fisiológicas donde la masturbación y la defecación hacen acto de presencia como un rasgo más de ese mundo deshumanizado y trivial. El enamoramiento hace acto de presencia en una especie de amor fou, bello y triste a la vez, donde el nomadismo del protagonista hace imposible dicha relación. Atención a la escena de las sombras chinas.
La ruptura final de esa extraña amistad es la crónica de una muerte anunciada, sin dramas ni aspavientos. Cada uno sigue su camino, en ese espacio individual que es la vida, luchando cada uno por sobrevivir día a día. Magnética, minimalista, una obra de arte.

Puntuación: 8,8